Lucía fue diagnosticada de cáncer de mama cuando acababa de cumplir los 41 años. Apenas le dio tiempo de asimilar la noticia, cuando ya estaba lista para entrar a quirófano con el objetivo de someterse a  una mastectomía: sabía lo que suponía aquello pero sólo pensaba en curarse y estar fuerte para los demás La intervención quirúrgica fue dura, los días posteriores a la operación apenas podía dormir por el dolor del pecho y brazo, y cualquier movimiento que realizaba le causaba molestias. Las curas se las realizaba enfermería. En el momento en que le quitaban las vendas evitaba mirarse la zona intervenida y comenzaba a hablar de cualquier tema que se le viniese a la cabeza con tal de no prestar atención al pecho…Pero llegó el día en que le dijeron que las curas tendría que empezar a hacérselas ella misma. Invadida por el miedo, los primeros días las realizaba sin apenas mirarse, hasta que un día tropezó con su imagen en el espejo…aquello supuso un antes y un después en Lucía, ¿quién es esta persona?, ¿dónde está mi feminidad?, ¿le seguiré resultando atractiva a mi pareja? ¿y si no le gusto y me deja? Al fin y al cabo sólo llevo dos años con él…¿si ahora no me desea, qué le unirá a mi? Eran preguntas que le invadían a menudo. Lucía se sentía mal consigo misma, la tristeza y la vergüenza por su cuerpo le acompañaban allá donde fuese… Además, se acercaba el momento de iniciar la quimioterapia, y entonces no sabía si sería capaz de asimilar más cambios en su aspecto: caída del cabello, alteraciones en las uñas, cambios de peso… Todo esto ya no podría esconderlo bajo la ropa, y eso era lo que más le preocupaba a Lucía, que los demás la pudieran mirar con los mismos ojos con que ella se veía: con miedo y rechazo.

Descripción del fenómeno psicooncológico

El diagnóstico de una enfermedad como el cáncer supone un momento de crisis vital que afecta a todas las esferas de la persona: laboral, familiar, social, física y emocional. La imagen corporal y la autoestima son dos aspectos que se encuentran afectados en personas con cáncer y que, con frecuencia, se presentan en consulta. Para entender bien de lo que estamos hablando, vamos a definir ambos fenómenos y a diferenciarlos entre sí:

Cuando hablamos de imagen corporal nos referimos a la percepción que tenemos tanto del cuerpo en su globalidad como de cada una de sus partes, así como de la forma que tenemos de sentir, percibir, pensar y actuar en relación al propio cuerpo.

La autoestima se definiría como la valoración positiva o negativa que tenemos de nosotros mismos.

Ambos términos van muy de la mano, de manera que tener una imagen corporal distorsionada conlleva a una valoración errónea de la misma, lo que repercute negativamente en la autoestima.

El motivo por el que resulta difícil expresar la preocupación por la propia imagen o la sensación de pérdida de atractivo sexual es porque, ante una situación en la que el foco principal está puesto en la supervivencia, pueden resultar superficiales, o sin importancia, temas que estén relacionados con la apariencia física. Sin embargo, el malestar emocional generado por los múltiples cambios físicos durante la enfermedad se encuentran presentes desde el comienzo de los tratamientos y pueden cronificarse si no se dedica tiempo en consulta a la exploración y al abordaje de esta temática. Por ello, es importante que la persona disponga de un espacio en el que poder expresarse con total confianza sobre aquellos aspectos que más le preocupan, incluyendo las dudas sobre los cambios físicos (p.ej: pérdida de la integridad corporal al sentirse deformado) y cómo repercutirán en esferas relacionadas, como la esfera sexual (para este último punto, remitimos al lector a Mi cáncer, nuestro sexo, tú y yo)

∼ FACTORES QUE INFLUYEN EN EL CAMBIO DE LA  IMAGEN CORPORAL ∼

La aplicación de los tratamientos oncológicos lleva asociada una serie de cambios físicos que pueden repercutir sobre la imagen corporal y la autoestima. El impacto emocional generado ante dichos cambios puede verse influido por factores relacionados con las características de los tratamientos o por diferencias individuales y culturales. Veamos:

1_Localización:  La zona corporal sobre la que se aplica la cirugía se relaciona directamente con el grado de malestar emocional, ya que cualquier cambio realizado en la zona de cabeza y cuello amenaza directamente con la identidad de la persona. Otro cambio de especial impacto para la mujer es el resultado de una mastectomía o histerectomía, ya que se ven asociadas a una pérdida de feminidad y fertilidad, respectivamente.

2_Duración del cambio (permanente vs. transitorio):  La cirugía produce cambios permanentes (cicatrices, amputaciones, asimetría) y otros cambios de carácter más transitorio como el linfedema en casos de cáncer de mama, mientras que la quimioterapia y la radioterapia causan efectos transitorios como alopecia, aumento de peso, alteraciones en la piel, quemaduras… El carácter permanente de los cambios lleva asociado un mayor impacto y malestar emocional para la persona, ya que deberá integrar en su identidad la nueva apariencia de la zona afectada. En cambio, la reversibilidad de los efectos secundarios del tratamiento (a pesar de necesitar un periodo de adaptación) permite a la persona hacerse a la idea de que su imagen se verá afectada transitoriamente, por lo que el impacto emocional será menor.

3_Grado de discapacidad:  Los tratamientos no sólo repercuten negativamente sobre la imagen corporal, sino que también puede darse una pérdida de funcionalidad (por ejemplo, dificultad para hablar o tragar tras una intervención quirúrgica, disfunción sexual durante el tratamiento con hormonoterapia…).

4_Características de la cirugía:  El carácter conservador vs. radical de la cirugía supone un factor importante a tener en cuenta, ya que se ha observado que las mujeres a las que se les realizó una tumorectomía (cirugía conservadora) presentaban menor malestar emocional y más calidad de vida que aquellas a las que se les realizó una mastectomía (que además va acompañada, en ocasiones, de vaciamiento de los ganglios de la axila). En este punto, debe tenerse en cuenta el efecto que tiene la reconstrucción mamaria tras la operación, que no siempre está relacionado con menor grado de malestar emocional. Se ha observado que, aunque la reconstrucción es clave para el proceso rehabilitador y una mayor adaptación a la nueva imagen corporal, sus efectos se ven modulados por las expectativas de las mujeres respecto a los resultados de la intervención, de manera que si éstas no se cumplen pueden suponer un importante estresor que dificulte el proceso de aceptación de la nueva imagen.

5_Disponibilidad de recursos: La facilitación de información por parte del personal sanitario permite al paciente conocer qué opciones tiene tras la intervención quirúrgica y la quimioterapia para conseguir una mejor adaptación al cambio: reconstrucción y tipo de prótesis en cáncer de mama, talleres de belleza para aprender a arreglarse y cuidarse durante la quimioterapia, tipo de ropa más adecuada para personas a las que se le realiza una colostomía…todo esto reducirá la ansiedad y el malestar emocional.

6_Edad:   Las personas jóvenes presentan mayor vulnerabilidad a verse afectada su imagen corporal, ya que su identidad está muy relacionada con el físico y la aceptación social.

7_Personalidad:   Las personas con una capacidad de afrontamiento activo (enfocadas en la solución de problemas, sentimiento de autoeficacia y búsqueda de apoyo social) y resilientes suelen tener mayor capacidad para integrar los cambios producidos por los tratamientos oncoespecíficos en un nuevo marco de imagen corporal.

8_Apoyo social:  Las reacciones de nuestro entorno determinan en gran parte cómo nos sentimos respecto a nuestro físico. Si las personas de nuestro alrededor se muestran cercanas e integran los cambios producidos, tendremos mayor facilidad para aceptar la nueva imagen corporal y esto generará más emociones positivas. Sin embargo, si detectamos que los demás nos miran en exceso o percibimos incomodidad por su parte es posible que emociones como la vergüenza o el miedo al rechazo aparezcan y esto lleve a un mayor aislamiento social.

9_Significado otorgado al cambio físico:   Se ha observado que el cambio físico que producen los tratamientos no es tan importante como la valoración subjetiva que se hace sobre el mismo. Por ejemplo, para algunas mujeres el hecho de que le hayan realizado una mastectomía y las cicatrices que ésta supone merman de forma directa su autoestima, mostrando dificultad para focalizar su atención en otros aspectos de su físico. Sin embargo, hay mujeres que ante la misma situación hacen una interpretación relacionada con la supervivencia y ven sus “cicatrices” como reflejo de la dureza del proceso y atribuyen al cambio corporal también connotaciones de fortaleza y lucha.

10_Contexto cultural:   Los estándares de belleza actuales determinan las creencias que tenemos sobre lo que se considera un físico ideal y de la necesidad de cuidarlo para facilitar la aceptación de los demás. Para ilustrar este apartado, un artículo interesante: Cicatrices

∼ ¿CÓMO AFECTAN LOS TRATAMIENTOS ONCOLÓGICOS A LA IMAGEN CORPORAL Y LA AUTOESTIMA? 

 La aplicación de los tratamientos oncoespecíficos, con sus características de reversibilidad vs. irreversibilidad comentados anteriormente, conlleva una serie de cambios a nivel perceptivo, cognitivo, emocional y conductual en las personas afectadas:]

A_Zona afectada como objeto de fijación o evitación

A nivel perceptivo se puede producir una focalización de la atención sobre la zona del cuerpo que ha sufrido cambios sin atender otras partes del cuerpo; esto puede llevar a una magnificación del cambio, de manera que percibamos la zona más dañada o distorsionada de lo que realmente está. También puede ocurrir lo contrario, y es que hay personas que al exponerse frente a un espejo tienden a desviar la mirada para evitar atender a la zona afectada. En los casos en los que se ha producido una amputación, es frecuente tener sensaciones físicas relacionadas con el miembro amputado, fenómeno que se conoce como miembro fantasma. En personas afectadas de un cáncer que concierne localizaciones implicadas en funciones vitales como el habla, la deglución o los hábitos de eliminación, las sensaciones fisiológicas cambian una vez realizados los tratamientos. De este modo, deberán adquirir nuevos hábitos para poder realizar dichas funciones.

B_Repensar la propia imagen

A nivel cognitivo aparecen diálogos internos de carácter repetitivo centrados en la nueva imagen. Este diálogo suele llevar implícito un mensaje de minusvalía que mina el autoconcepto, que a pesar de estar compuesto por muchas esferas de la identidad personal (valores, físico, capacidad laboral, red de apoyo…), se centra exclusivamente en la apariencia física. Además, en personas afectadas de cáncer de mama o tumores germinales, se observan creencias disfuncionales relacionadas con la identidad de género, ya que los tratamientos realizados pueden causar temor por pérdida de atractivo, sensualidad o identidad sexual (hormonoterapia en varones, mastectomía en mujeres).

C_La emoción corporal

Todo lo anterior se ve reflejado a nivel afectivo en malestar emocional que se manifiesta con síntomas de ansiedad, insatisfacción con uno mismo (vestido o desnudo), irritabilidad, indefensión, miedo al abandono, vergüenza..

D_El comportamiento hacia nuestro cuerpo

A nivel conductual, el comportamiento gira en torno a la evitación u ocultamiento de la zona que se quiere esconder, de manera que la persona comienza a vestirse de forma diferente, empieza a aislarse socialmente para evitar el rechazo de los demás o que puedan preguntar por las cicatrices u otras marcas, pregunta constantemente sobre si la zona afectada queda expuesta o si llama la atención, evita el acercamiento sexual con la pareja… Las conductas se realizan con el único fin de disimular la zona, lo que impide poder disfrutar del contacto social y actividades que resulten placenteras.

Abordaje general ¿Qué hacer?

En las personas que presentan problemas relacionados con su imagen corporal debe realizarse un abordaje que permita conseguir cinco objetivos principales1:

1_Facilitar la aceptación de la pérdida o daño corporal, ayudar a elaborar el duelo

Las estrategias utilizadas para trabajar en dirección a la aceptación de la pérdida están más orientadas a un trabajo preventivo, con el objetivo de minimizar lo máximo posible el impacto emocional ante la realidad de la pérdida. Para ello se debe proporcionar información sobre el proceso quirúrgico (beneficios, riesgos, limitaciones futuras) y los tratamientos oncoespecíficos, de manera que se otorgue a la persona un papel activo en la toma de decisiones y perciba control sobre las intervenciones que se le van a realizar. Paralelamente, debe favorecerse la articulación emocional en el contexto del proceso de enfermedad con el objetivo de normalizar las emociones de miedo e incertidumbre previos a los tratamientos. Asimismo, podría sugerirse que en los casos en los que se requiera realizar una amputación, la persona comience a realizar sus actividades del día a día intentando prescindir de ese miembro. Por ejemplo, si la persona es diestra, inmovilizar este brazo y utilizar el brazo izquierdo para favorecer la adaptación a la ausencia del otro y comenzar a entrenar el izquierdo. Esto, además, minimizará el efecto de miembro fantasma mencionado anteriormente.

2_Promover el apoyo y fomentar las relaciones interpersonales

Como ya hemos visto anteriormente, una de las áreas que más afectadas se ven en estos casos es la social. Por ello, debe potenciarse la relación con personas significativas que favorezcan la comprensión y apoyo. De este modo se estará trabajando también con una parte del autoconcepto, ya que como hemos dicho la valía personal se focaliza en el físico, ignorando otras áreas de gran valor para la persona.

3_Buscar y poner en marcha estrategias de afrontamiento que ayuden a minimizar el impacto del cambio físico sufrido

En este punto es importante diferenciar dos tipos de cambios: a nivel funcional y a nivel estético. En los casos en los que la pérdida haya sido fundamentalmente de funcionalidad (por ejemplo, amputación), se recomienda proporcionar información sobre el autocuidado. Si la alteración es principalmente de carácter estético, fomentar el desarrollo de habilidades a través de talleres para maquillarse o arreglarse. Además, se propone también el entrenamiento en solución de problemas para buscar alternativas creativas ante dificultades que puedan surgir.

4_Facilitar el desarrollo de una nueva imagen corporal

Tras haber realizado la elaboración del duelo de la zona perdida/dañada, buscamos asumir la nueva imagen y reforzar otros aspectos positivos. Para ello, en primer lugar se busca corregir percepciones erróneas respecto a la magnitud del defecto y reducir la intensidad de las respuestas emocionales (miedo, vergüenza, rechazo) que son producto de esa percepción. En este punto trabajaremos con técnicas de exposición, mediante las cuales se propone acercarse progresivamente a la zona dañada. Por otro lado, es importante favorecer la percepción global del cuerpo y tomar conciencia de otros aspectos importantes que no estén exclusivamente relacionados con el físico. Como ya hemos explicado, la atención está focalizada en la zona afectada, por lo que buscaremos integrar otras zonas del cuerpo para fomentar una actitud más realista hacia nuetra imagen. Además, se debe fomentar otros aspectos que componen el autoconcepto de la persona y que en este momento puede haber pasado a un segundo plano.

5_Fomentar la autoestima

A medida que se vayan alcanzando los objetivos anteriores, la autoestima se irá viendo reforzada de forma indirecta. No obstante, también podemos fomentarla a través del establecimiento de metas que sean realistas y alcanzables, lo que aumentará sentimientos de autoeficacia y valía personal.

En síntesis, para abordar la afectación de la imagen corporal, ¿qué podemos hacer?…

 

Ψ – Referencias Bibliográficas:

1Fernández, A. I. (2004). Alteraciones psicológicas asociadas a los cambios en la apariencia física en pacientes oncológicos. Psicooncología1(2), 169-180.

Valverde, M. S., Nieto, R. G., y Gutiérrez, L. Á. S. (2014). Imagen corporal y autoestima en mujeres mastectomizadas. Psicooncología: Investigación y clínica biopsicosocial en oncología11(1), 45-58.

 

Cristina Pena Castillo

Graduada en Psicología

Residente de Psicología Clínica, 4º año

Dr. Cristian Ochoa

Psicólogo Clínico

Director del Proyecto PsicooncologíaOnline