La sabiduría suele ser hija de la sorpresa. Recapitulemos. La comunidad de psicólogos ha observado, perpleja, que tras superar una enfermedad potencialmente tan devastadora como el cáncer un porcentaje significativo de pacientes afirma haber cambiado como persona. Estas pacientes nos indican que sus relaciones interpersonales han mejorado, que ahora son más fuertes, que son capaces de apreciar los aspectos importantes de la vida y han modificado su escala de valores…

Hablamos de crecimiento postraumático, un fenómeno asombroso de especial interés para los profesionales adscritos a la psicología positiva. En torno al crecimiento postraumático se ha generado pero una intensa polémica que es necesario conocer para comprender cabalmente la comunicación presentada por el Dr. Ochoa y colegas en el 19º Congreso Mundial de Psico-oncología. Algunos psicólogos, con firme evidencia, defienden que estas transformaciones personales de las que informan las pacientes tras superar un cáncer no son reales. No se trata, por supuesto, que las pacientes mientan, sino que viven inmersas en una ilusión, en una fantasía ficticia que ellas han autogenerado a fin de aliviar y defenderse de los sufrimientos provocados por la enfermedad… o dicho de otro modo, tienen la necesidad de positivizar “la experiencia traumática cáncer” entendiéndola como causa de una supuesta transformación personal en positivo.

Se conforman así dos bandos; el de aquellos que entienden el crecimiento postraumático como un fenómeno real que comporta un cambio verdadero y el de aquellos que atribuyen a este crecimiento la condición de ilusión o autoengaño psicológico. El Dr. Ochoa propone en su comunicación ingeniosas aportaciones a este debate:

1. Importante. Lógicamente y como su nombre indica, el crecimiento postraumático debería producirse exclusivamente entre aquellos sujetos que han experimentado un trauma. Se da el caso pero de personas que informan de crecimiento postraumático tras haberlo presenciado el evento traumático por televisión (p. ej. atentados del 11-S en Norteamérica) o vivido a través de una persona cercana interpuesta (p. ej. un familiar próximo) A este fenómeno lo denominamos crecimiento postraumático vicario o secundario. En tanto el sujeto no experimenta directamente el trauma estaremos en condiciones de sospechar que esta sensación de mejora personal vicaria posee un claro componente ilusorio o ficticio, que no es real.

2. El crecimiento postraumático constituye en esencia una valoración interna y subjetiva que el sujeto cataloga como transformación positiva. Sería en todo caso necesario e interesante que algún juez externo pudiera corroborar que “lo que la paciente dice” se corresponde con “lo que la paciente hace” para poder afirmar la realidad del crecimiento postraumático. Así, por ejemplo, si la paciente afirma que tras superar el cáncer mantiene unas relaciones más fluidas e intensas con sus hijas no estaría de más preguntar a estas mismas hijas si ellas tienen la misma impresión y en que se basa esta valoración en positivo.
Bajo estos dos supuestos, el Dr. Ochoa utiliza la muestra de mujeres con cáncer de mama con la que evaluó la eficacia de un tratamiento psicoterapéutico grupal basado en psicología positiva para intentar aclarar esta polémica cuestión. Para ello, contacta con los maridos o cuidadoras principales de las pacientes y les administra un cuestionario que valora la presencia de crecimiento postraumático. Deberán contestar el test valorando en primer lugar si maridos o cuidadoras han experimentado crecimiento postraumático a raíz de la enfermedad de la paciente y, en segundo lugar, si entienden que estos cambios positivos se han producido de manera constatable en la paciente que tienen a su cuidado.

Las puntuaciones obtenidas indican:

A. Maridos y cuidadores no experimentan crecimiento postraumático vicario o secundario ante el cáncer de las pacientes. Constituyendo sin duda una dura experiencia, repleta de dolor y sufrimiento, no se deriva de ella los beneficios adjudicados a una transformación del “yo” en positivo para los cuidadores.

B. Maridos y cuidadores verifican la presencia de los cambios informados por las pacientes, es decir, la fortaleza, priorización de nuevos valores, mejora de las relaciones interpersonales… son fácilmente observables en la convivencia diaria con la mujer con cáncer.

Ambos resultados apuntarían a que el crecimiento postraumático es un fenómeno real y objetivo, no una simple valoración personal o vivencia subjetiva. Sin pretensiones de ser definitivos, los datos aportados por la comunicación del Dr. Ochoa en este Congreso Mundial reforzarían la tesis según la cual el fomento del crecimiento podría constituir una posible vía terapéutica. Si el crecimiento planteado como ilusión generaría numerosos problemas éticos en orden a favorecer su implantación (o, ¿hasta qué punto resultaría moralmente defendible utilizar el autoengaño como un estrategia en terapia?), la objetivización del crecimiento postraumático entendido como respuesta real abre las puertas a considerarlo como un elemento facilitador de adaptación entre las pacientes supervivientes con cáncer de mama.

1ª parte de la ponencia: https://psicooncologiaonline.com/psicoterapia-positiva-1/

Autores e investigadores: Cristian Ochoa,  Anna Caselles-Grau,  María Lleras y  Jaume Vives. Si quieres profundizar sobre este tema te recomendamos este artículo que publicamos en la revista profesional Infocop, en 2009: Crecimiento Postraumático en cáncer: ¿realidad o ilusión?