Cuando en 2013, con 26 años recién hechos, me diagnosticaron de cáncer de mama, lo que menos pensé fue en si podría ser madre en algún momento. Recuerdo perfectamente las palabras de la doctora… ¿Quieres congelar óvulos? Pero en mi cabeza todavía resonaba la frase… tu tumor es hormono dependiente y está creciendo rápido, los ganglios ya están afectados, así que seremos agresivos con el tratamiento… No dudé un segundo, mi respuesta fue, NO, empecemos cuanto antes para eliminar este bicho…

Pero claro, la vida sigue, y tras el tratamiento con la quimioterapia, mastectomía radical, radioterapia y tratamiento con tamoxifeno, empezaron las preguntas…. ¿Podre ser madre alguna vez? Y si lo soy, ¿qué riesgos tiene para mí y para mi bebe? 

Empecé a consultar ginecólogos para saber en qué momento estaba. Las noticias no eran buenas, ya que mi reserva folicular, era prácticamente nula a mis 30 años… Mi mecanismo de defensa fue, no podré ser madre, pero tampoco lo necesito. 

Eso fue lo que mi cabeza quería que Laura sintiese, pero los sentimientos fueron cambiando, y las ganas de ser madre, o por lo menos intentarlo, iban creciendo por momentos. 

Años más tarde, a los 35, tras una larga conversación, y con el apoyo incondicional de mi marido, decidimos consultar de nuevo para ver nuestras opciones. ¡¡¡Y tras unos meses… el embarazo era una realidad!!! 

Aquí empieza una nueva fase… la fase del miedo. ¿Volverá a aparecer un tumor? ¿Afectará a mi bebe en caso de algún problema? Por supuesto, antes del tratamiento, consulte con la oncóloga, la cual me dijo que estaba demostrado que las probabilidades de desarrollar de nuevo un cáncer de mama eran las mismas con o sin embarazo… Pero claro, el miedo no entiende de estudios…  

Durante los 9 meses lo que intente fue tener solamente pensamientos positivos, todo va a ir bien, mi pequeño está creciendo sano y yo no noto ningún cambio en el pecho. Pero no mentiré, tuve momentos de bajón, donde el miedo invadía lo racional. 

Superado casi todo el embarazo, y super feliz, surgió otra duda. ¿Podre darle lactancia materna a mi pequeño con solamente un pecho y el cual fue sometido también a cirugía? Ahora mismo hay mucha presión por parte de la sociedad, donde parece que si no alimentas a tu hijo con lactancia materna, no lo estas cuidando igual… 

De nuevo me puse en manos de profesionales, las maravillosas expertas en lactancia materna. Las cuales no solamente te ensenan como lactar a tu bebe, sino que también te apoyan y te hacen ver que lo poco que puedas darle al pequeñín, vale la pena. 

Así que prácticamente desde el primer día, aquí vamos, dando pecho (intento que hasta la última gota) y alternando con la lactancia artificial. Mi pequeño crece de maravilla, feliz y con mucho amor. 

Una vez más, he superado mis miedos y he hecho lo que mi corazón me decía, escuchando siempre a mi cuerpo. ¡No siempre es fácil, pero vale la pena luchar por lo que quieres!  

 

Laura Serrat Marrón