Sucedió un día cualquiera, de un mes cualquiera, de una vida cualquiera…

Te levantas de la cama, coges los mandos del tren, tu tren de vida, como cada mañana, aunque hoy temerosa porque tienes visita en el Hospital Oncológico y puede no acabar bien… Allí te confirman tus temores. Tienes cáncer. Quieres desaparecer. Te invaden tantos sentimientos y emociones, tan dispares… Quieres bajar del tren, no puedes llevar las riendas de tu vida así de enferma y ocupas el asiento del copiloto. En el asiento del conductor empiezan a sentarse diferentes profesionales expertos en cáncer: cirujanos, oncólogos, radioterapeutas, enfermeras, fisioterapeutas… que te acompañan por los tratamientos y cuando llevar el tren sola es demasiado difícil y demasiado doloroso a la vez… confías en que ellos te ayudarán a salir de ésta. Tú sólo debes vestir la mejor de tus sonrisas, un pañuelo en la cabeza y un poco de rímel por aquello de “al mal tiempo, buena cara”.

En cada estación suben y bajan profesionales que se van relevando en las etapas de este largo y duro viaje. Mientras, en los vagones traseros también hay movimiento de viajeros, familiares, amigos, compañeros, vecinos… unos suben y otros se bajaron nada más empezar, alguno se ha ido perdiendo por el camino y algún otro se ha subido al tren de tu vida para quedarse.

Y así pasan los días, las semanas y los tratamientos. Hasta que un día el tren llega a la última estación, donde se bajan los profesionales a quienes les debes la vida y te devuelven los mandos… y ahora… ¡¿Qué?! Así, retomas el camino, muy despacito, entre nubarrones llenos de malestar, desorientación, miedo, tristeza y un sinfín de emociones más negativas que positivas. El cáncer no te deja indiferente (o no siempre), tú no te sientes la misma, ni física ni psicológicamente, necesitas reorientar tu vida y esto cuesta mucho porque no se trata de retomar la “normalidad” después de un proceso médico, tal y como podría esperarse… Después del cáncer, tu normalidad no es la misma de antes.

 

 

Cada año se suceden diferentes actos solidarios para recaudar fondos para investigación en cáncer a lo largo y ancho del territorio, con un gran éxito de participación y, junto con las campañas de concienciación, ayudan a la desestigmatización de la enfermedad… ¡Hay mucha concienciación al respecto! ¡Perfecto! Gracias a los avances que ha experimentado el tratamiento de las patologías oncológicas en las últimas décadas, cada vez hay más personas que salvan sus vidas, que superan el cáncer. ¡Es genial y se debe seguir invirtiendo en ello!

A pesar de ello, la etapa de supervivencia continúa siendo una desconocida para aquellos que no han pasado por un proceso oncológico. Sus secuelas, sus cambios y sus cicatrices son a veces minimizados por la sociedad por el hecho de ser supervivientes. Y no debemos olvidar que la Salud emocional también es una parte importante del proceso de recuperación del paciente y para ello no se destinan demasiados recursos.

Se producen cambios internos, surgen nuevas necesidades, como el cambio hacia un estilo de vida saludable (alimentación, ejercicio físico…), cosas que antes hacías y ahora ya no puedes hacer, como coger las bolsas del súper con las dos manos, levantar a tus hijos pequeños del suelo o llevarlos en brazos porque no puedes cargar peso, y otras más espirituales, como disfrutar de pequeñas situaciones cotidianas que de repente tienen más valor porque has podido perderlas en un suspiro… El cáncer se va, afortunadamente, pero no te deja igual que estabas, siempre te cambia, no vives igual que antes, ni con la misma intensidad, ni con la misma escala de valores, ni con las mismas sensaciones corporales, ni con las mismas ganas… Sigues siendo tú, y desde fuera te ven así, pero por dentro no eres igual que antes… y a menudo te sientes incomprendida socialmente, porque parece que el cáncer es una “experiencia médica” grave, pero NO, aparte de médica, es una experiencia VITAL, ¡un punto de inflexión importantísimo! Hasta el punto de condicionar nuestra nueva vida. Es crucial que se conozcan socialmente estos cambios para que la gente que nos rodea pueda comprender mejor la situación y nos pueda ayudar, sin esperar a que estemos igual de bien que antes de la enfermedad, sino que estemos bien en nuestra nueva realidad, sin necesidad de “fingir” estar bien porque se supone que es lo que debemos sentir tras sobrevivir al cáncer, porque es lo que “toca” y lo que los demás necesitan oír… El cáncer trae cambios, sí ¡muchos! Es imposible obviarlo y es necesario gritarlo, ¡apartemos el tabú y hablemos de ello!

Sin embargo, a menudo ocurre que  esto es difícil de hacer sola, y necesitas ayuda profesional  para reajustarte a tu nueva “normalidad”… La terapia psicológica  es un buen acompañamiento en este proceso de reajuste…

No tod@s l@s supervivientes oncológicos necesitan apoyo psicológico después del proceso de enfermedad, cada persona es un mundo, pero está comprobado que cuando es necesario, este soporte por parte de l@s Psicooncólog@s contribuye a la mejora en el bienestar emocional de l@s pacientes y esto tiene repercusión en la recuperación de la salud en su sentido más global. Porque no se puede decir que hay salud, sin salud emocional. Entonces, ¿Por qué no se da una importancia “equivalente” a la salud emocional que a la física? Esta cuestión es importante en la salud en general, pero más aún, si cabe, en un proceso tan impactante como el oncológico…

Así, poco a poco te das cuenta que la figura del profesional de la Psicooncología es, cuanto menos, IRREMPLAZABLE en el camino de cambios extremos (positivos y negativos) que sucede tras superar una experiencia tan traumática como es un cáncer. El nombre de esta especialidad, a pesar de ser un tanto extraño, ¡no se te va a olvidar jamás!

Victoria, una paciente nuestra, ha tenido la iniciativa de trasladar esta demanda a la que ella cree que puede ser una plataforma ideal para conseguir esta visibilidad tan necesaria de la supervivencia: La Marató de Tv3 de este año (un programa de TV3 -la televisión catalana-), que trata de nuevo sobre el cáncer. Con la intención de que se reserven unos minutos para dar voz a pacientes y profesionales de esta disciplina y de su importante papel en el proceso oncológico, incluso en los índices de supervivencia… Quizá de esta manera, se pudieran conseguir más recursos para investigar en este campo y para dar cobertura eficaz a un mayor número de pacientes. ¡A nosotros nos ha parecido una idea fantástica y por ello la compartimos aquí! A ver si con la propuesta de Victoria, y la de much@s otr@s pacientes oncológic@s que puedan hacer llegar su experiencia al programa, se consigue hacer visible la importancia de invertir recursos en SALUD EMOCIONAL, además de la FÍSICA.

¿Te apuntas? Aquí te dejamos el enlace para que escribas a La Marató de TV3 y les hagas llegar tu opinión y/o experiencia, como ha hecho Victoria.

Hagamos visible algo tan imprescindible en cáncer: 

 ¡Sin salud emocional, no hay recuperación total!