Fue un martes por la mañana cuando me dieron la noticia: escuché la palabra “cáncer”. Sentí que mi mundo se venía abajo. Enseguida empezamos los tratamientos. Después del shock inicial, me centré en poner todo de mi parte. No tenía otra cosa en la mente que curarme, salir de ésta. Todo lo demás no importaba. Durante el duro y largo proceso, tuve a mi pareja a mi lado, incondicionalmente. Carlos se echó a las espaldas todo el peso de la casa, el trabajo, nuestros niños… todo para que yo pudiera descansar y recuperarme de una quimio a otra. 

Carlos y yo nos conocimos hace diez años. Siempre sentí una conexión total con él, tanto física como emocionalmente. A lo largo de nuestra relación, con nuestros altos y bajos, hemos estado uno por el otro. Pero ahora… ahora hay algo que se ha quebrado entre nosotros.

Pasé un tratamiento francamente duro. Un tratamiento en el que sentí que mi cuerpo se marchitaba poco a poco, que me dejó grandes y visibles cicatrices. Después de todo aquello, en que lo peor ya había pasado y ansiaba recuperar mi vida normal… sentí que había algo que no era lo mismo. Nadie me contó que esto pasaría. No todo volvió a la normalidad… 

Ahora siento que hay una barrera entre Carlos y yo… esa barrera es mi cuerpo, mis cicatrices, mi piel deteriorada, mi aumento de peso, mis más íntimos miedos… Mis miedos a mostrar mi cuerpo desnudo ante Carlos, a mostrarle mi cuerpo frágil y castigado; ¿cómo voy a hacerlo si ni siquiera yo misma soy capaz de ponerme frente al espejo y mirarme? ¿cómo le voy a seguir resultando atractiva después de todo? La primera vez que él intentó un acercamiento sexual a mí después de los tratamientos, sentí que yo no podía. “No te preocupes, Ana – me dijo – date tiempo”. Fue comprensivo conmigo, me dio espacio, me dio tiempo… pero ya hace varios meses de aquella vez, y mis miedos van creciendo. Cada vez que intenta un acercamiento, le paro. Carlos no insiste, y le quita importancia, pero puedo ver en sus ojos cierto atisbo de dolor ante mi rechazo. Hasta ahora ha tenido mucha paciencia, pero ¿hasta cuándo? Temo que algún día se canse y nuestra relación ponga punto y final… ¿Qué puedo hacer?

 

» 1a parte «

Entender la respuesta sexual en el proceso oncológico

 

Descripción del fenómeno psicooncológico

 

Tal y como le sucede a Ana, cuando una persona recibe el diagnóstico de cáncer, su mayor preocupación es sobrevivir; por lo cual, la sexualidad suele ocupar un lugar secundario entre sus prioridades vitales: “No tenía otra cosa en la mente que curarme, salir de éstaTodo lo demás no importaba”. Pero después de un tiempo, cuando la paciente va recuperando su salud y vuelve a retomar progresivamente su cotidianeidad, una de las áreas que frecuentemente queda afectada es la sexualidad.

 

¿Qué entendemos por sexualidad?

La sexualidad es una construcción psicosocial que comprende aspectos biológicos, culturales, de relación y subjetivos. Abarca todas las prácticas físicas y mentales realizadas con la finalidad de obtener placer sexual de una persona, sea consigo mismo o con otro. Integra la identidad personal y contribuye para la reproducción humana. La sexualidad está asociada a la manera en que uno se siente hombre o mujer, y se relaciona con la necesidad de cariño, intimidad y contacto físico.

 

Principales barreras para abordar la sexualidad en consulta

 

A. A menudo ni pacientes ni médicos hablan acerca de los efectos que tienen los tratamientos oncológicos sobre la vida sexual, y sobre la manera en que se pueden abordar estas dificultades.

 

B. Muchos pacientes se sienten avergonzados al exponer sus preocupaciones a su médico o les supone incomodidad hablar sobre su sexualidad, por lo que nunca llegan a consultar por este tema.

 

C. Varias actitudes de los profesionales sanitarios también pueden interferir en que se hable libremente de ella con los pacientes:

 

ψ- Muchos consideran que no es parte de su trabajo evaluar el funcionamiento sexual.

ψ- Creen que no tienen la formación adecuada.

ψ- No disponen de mucho tiempo en consulta para abordarlo.

ψ- Desconocen la existencia de técnicas concretas de psicoterapia sexual.

ψ- Presentan temor a explorar el tema sin saber manejar la situación posteriormente.

ψ- Consideran que si hay un problema importante, el paciente hablará de ello en consulta sin ser preguntado.

ψ- Piensan que es un problema que se resolverá espontáneamente, con el paso del tiempo.

 

∼ ¿CÓMO LA SEXUALIDAD SE VE AFECTADA POR LOS TRATAMIENTOS ONCOLÓGICOS? ∼

 

Los tratamientos oncológicos pueden afectar significativamente en este proceso natural que es la experiencia de la propia sexualidad. Los efectos que puedan tener los tratamientos contribuyen a modificar la imagen corporal y, a veces, afectar órganos implicados directamente en la sexualidad.

 

La cirugía puede tener un impacto directo en la capacidad de respuesta sexual. Por ejemplo, la extirpación de los ovarios conlleva una reducción del deseo sexual, lubricación vaginal y la frecuencia del orgasmo. Otras cirugías como la vulvectomía o la mastectomía (ya sea parcial o total) modifican órganos que tienen una función sexual. En los hombres, la extirpación de la próstata puede influir en su capacidad de erección. De la misma manera, una extirpación de testículo influye en la disminución del deseo sexual puesto que éste depende de la testosterona que produce principalmente este órgano.

 

Respecto a la radioterapia, el efecto variará en gran medida según el lugar tratado. Puede interferir con la función sexual, si el tratamiento incluye irradiación de la pelvis o los tejidos gonadales y genitales.

 

En algunos tipos de quimioterapia, el efecto más visible es la alopecia causada. Algunas sustancias pueden favorecer la menopausia (temporal o permanente); e incluso causar infertilidad tanto en hombres como en mujeres. También hay que destacar la fatiga, la falta de energía, el dolor físico, los cambios de peso y las náuseas, que contribuyen a interferir en la respuesta sexual.

 

Otra forma común en la que los tratamientos contra el cáncer afectan a la vida sexual de las mujeres, es cuando provoca una menopausia prematura. Estos síntomas suelen ser más abruptos e intensos que los cambios lentos que se dan durante una menopausia natural. Cuando los ovarios se extirpan o quedan afectados tras la quimioterapia, la pérdida de estrógenos puede causar sofocos y atrofia vaginal.

 

En definitiva, todas las modalidades de tratamiento tienen alguna repercusión, en mayor o menor grado, sobre la función sexual. Teniendo en cuenta que gran parte de los pacientes requieren más de una modalidad de tratamiento, es lógico que los pacientes con cáncer tengan alguna disfunción sexual en algún momento de la enfermedad.

 

∼ FASES DE LA RESPUESTA SEXUAL HUMANA ∼

(según Masters y Johnson*)

 

La relación sexual es un modo de expresar la sexualidad, pero no es la única forma.  Para enfocar las dificultades sexuales en pacientes con cáncer, frecuentemente recurrimos al ciclo de la respuesta sexual humana, que consta de seis fases (cuatro objetivas y dos subjetivas) que deben ocurrir de forma consecutiva. Se puede considerar la respuesta sexual como un circuito eléctrico: si aparece un cortocircuito a nivel físico (por ejemplo, dolor) o emocional (por ejemplo, ansiedad o pensamientos negativos), puede inhibir dicha respuesta sexual.

 

Veamos a continuación estas fases, cómo ocurren normalmente y cómo pueden verse afectadas por el cáncer:

 

1ª fase_DESEO

Es el interés que genera el sexo. Esta fase puede ser iniciada por diversos estímulos como una mirada, un pensamiento, un olor, o un contacto físico. En este momento, los pensamientos y deseos sexuales provocan que la pareja se encuentre sexualmente despierta dando lugar a la iniciación de la actividad sexual.

 

Esta fase es muy sensible al verse alterada por determinadas circunstancias como el ciclo menstrual, el embarazo, la lactancia, la menopausia, aspectos psicológicos como el estrés, incluso por aspectos derivados del cáncer y sus tratamientos.

 

Cuando hay una disminución o ausencia de interés hacia la actividad sexual de forma persistente y esto provoca un malestar en la persona y/o afecta a la relación de pareja, se produce el llamado deseo sexual hipoactivo.

 

A menudo, las personas que padecen un cáncer, pierden interés en la actividad sexual durante el tratamiento. Tal y como ha expresado Ana en el caso, la preocupación por sobrevivir a esta enfermedad es tan importante, que es posible que el sexo deje de ser una prioridad para la persona: “No tenía otra cosa en la mente que curarme, salir de ésta. Todo lo demás no importaba”. Además, cuando la persona está bajo tratamiento oncológico, lo más probable es que la falta de deseo esté influenciada por los efectos secundarios de éste, como las náuseas, el dolor, la fatiga, el malestar general, así como las alteraciones emocionales; lo cual deja poca energía para mantener relaciones sexuales.

 

Tal y como le ocurre a Ana, hay mujeres que dejan de sentirse atractivas después de la administración de la quimioterapia. Factores como la alopecia, los cambios de peso y en la textura de la piel, los catéteres, pueden interferir en tener una imagen positiva de una misma. Además, personas como Ana se preocupan de que su pareja, Carlos, se sienta inhibido por los cambios producidos en su cuerpo. las náuseas, el dolor, la fatiga, el malestar general, así como las alteraciones emocionales; lo cual deja poca energía para mantener relaciones sexuales.

 

2ª fase_EXCITACIÓN

Es la fase inmediatamente posterior, en la que se dan diferentes respuestas fisiológicas como un aumento del flujo sanguíneo en los órganos sexuales, la lubricación vaginal y la erección. Cuando las dificultades sexuales se dan en esta fase, generalmente hay escasez de lubricación en la mujer o falta de erección en el hombre.

 

En los casos de cáncer de testículos y de próstata, la disfunción eréctil es una de las alteraciones más frecuentes que se pueden dar. Esta afectación consiste en la incapacidad persistente para lograr y mantener la erección del pene el suficiente tiempo como para permitir una relación sexual satisfactoria. Muchos hombres explican sentirse decepcionados y angustiados por tener dificultades en la erección. A veces, los temores sobre la autoimagen corporal y la autoexigencia por el desempeño sexual, también pueden influir. Si el hombre, cada vez que quiere mantener relaciones sexuales, anticipa un fracaso acabará apareciendo la ansiedad. Al centrar toda la atención en conseguir una erección, estará adoptando un “rol de espectador” (observarse desde fuera y juzgarse a sí mismo) en lugar de centrarse en las sensaciones placenteras. El hombre piensa que no podrá conseguir y mantener la erección y, junto a la ansiedad asociada, es muy difícil que lo consiga, produciéndose lo que se conoce como “profecía autocumplida”. Es decir, al no lograr la respuesta sexual deseada, se acaba confirmando que realmente no es capaz de conseguirla, entrando así en un círculo vicioso.

 

3ª fase_MESETA

Es la fase en la que el cuerpo mantiene un elevado estado de excitación y está muy sensible.  Si la excitación desaparece durante la meseta o se interrumpe la llegada del orgasmo, pueden producirse sensaciones molestas.

 

Durante la relación sexual, puede producirse dolor o molestias debidos a diversas causas como escasez de lubricación vaginal, cambios en los tejidos vaginales o con el tamaño de la vagina. Estos cambios pueden ser debidos a la menopausia o del tratamiento que afecte a las hormonas femeninas. Si el dolor persiste a pesar de tener una adecuada lubricación vaginal, entonces lo llamamos dispareunia.

 

4ª fase_ORGASMO

La tensión sexual acumulada hasta el momento es liberada con secreción de endorfinas. En esta fase la mujer experimenta contracciones de la vagina y el útero y el hombre eyacula. Todo ello genera sensación de bienestar y placer.

 

En los casos de cáncer puede producirse una disfunción orgásmica cuando hay ausencia o retraso del orgasmo, tras una fase de excitación normal durante una actividad sexual que se considera adecuada en cuanto a tipo de estimulación, intensidad y duración. Esta alteración es mucho más frecuente en las mujeres. En cambio, no lo es tanto en los hombres, entre los cuales la mayoría de los problemas orgásmicos se ubican bajo la eyaculación precoz. Ésta se define como la eyaculación que ocurre ante una estimulación sexual mínima y antes de que la persona lo desee. Este fenómeno puede ocasionar ansiedad, deterioro de la autoestima, malestar emocional y afectar a la relación de pareja.  La eyaculación precoz en hombres con cáncer de próstata puede ser más frecuente que en la población general, sobre todo en aquellos que se han sometido a radioterapia.

 

También se puede sentir dolor en los órganos genitales masculinos. Si la próstata o la uretra quedan irritadas después del tratamiento de cáncer, la eyaculación puede que resulte dolorosa.

 

5ª fase_RESOLUCIÓN

En esta fase, los cambios producidos durante la relación sexual, vuelven a la normalidad. Los hombres no pueden volver a tener una erección durante el período refractario. Sin embargo, la mujer sí que puede volver a excitarse y tener nuevamente un orgasmo. Con la edad, este período refractario se alarga.

 

6ª fase_SATISFACCIÓN SEXUAL

Se trata de la satisfacción subjetiva de la experiencia sexual, en grado de complacencia positiva o negativa que ha experimentado cada miembro de la pareja.


Si quieres saber cómo intervenir ante un/a paciente oncológic@ que quiere reiniciar su actividad sexual, sigue con la 2a parte del artículo:

¿Cómo intervenir para reencontrarse sexualmente?

 

ψ Referencias bibliográficas del artículo

 

W. H. Masters, V. E. Johnson (1966). Human sexual response. Boston: Little, Brown and Company.

MARTA DE GRACIA

Marta De Gracia

Licenciada en Psicología

Residente en Psicología Clínica, 3r año

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Dr. Cristian Ochoa

Psicólogo clínico

Director del Proyecto PsicooncologíaOnline